La progresión mental, física y ténica de ‘Nole’ asombra. Ha reducido su gestualidad cuando los errores le visitan, manifiesta más regularidad en su juego, llega a casi todas las bolas con una potencia fascinante y, exceptuando su juego en la red, que posee bastante margen de mejora, le pega tan bien de ‘drive’ como con el revés. De hecho, jugó sus mejores puntos ante Nadal con el revés, abriendo ángulos imposibles para su rival y contraatacando, de esta manera, las posibles ofensivas del número 1.
Si Nadal quería tener la iniciativa en los puntos para llevarlos a su terreno, no lo consiguió en demasía gracias a la polivalencia de ‘Nole’ y el ‘drive’ demoledor del balear no fue tan potente o dañino para el número 2 del mundo. Parecía obvio que ambos jugadores buscarían el revés del rival. El campeón del Masters 1000 de Madrid lo intentó sin que la táctica tuviese efecto. Por contra, el vencedor del torneo en 2011 supo sacarle partido a esta práctica, salvo cuando Nadal conseguía dar los pasos necesarios para golpearla con su ‘drive’. Esta fue la principal diferencia de un encuentro bastante igualado, sin que el saque supusiese un arma vital a la hora de ganar los juegos. ‘Nole’ le hizo tres ‘breaks’ a Nadal en el primer set, por dos del balear. Además, hubo dos favorables al serbio en la segunda manga, mientras que el español obtuvo el preciado tesoro en una sola ocasión.
El sol observaba con atención desde lo alto la final soñada, por el hecho de se enfrentasen el número 1 y el 2 del mundo. Un partido que, con permiso de Roger Federer, puede convertirse a partir de ahora en todo un clásico por el reinado del tenis mundial. El público, que abarrotó las gradas de la pista central, manifestó un apoyo mayoritario a Nadal, aunque el principal deseo consistía en ver gran tenis durante mucho tiempo. Si fuesen cuatro horas y tres minutos como en la semifinal del 2009 (la más larga que se ha disputado en tres sets según Tiriac), mejor que mejor. Aunque tiene la costumbre de realizar grandes gestas, para Nadal fue una losa importante ponerse con 0-4 en contra tras perder dos veces su servicio en la primera manga. Recuperó el terreno perdido, aprovechando los pocos momentos de debilidad mostrados por el Djokovic y se puso muy cerca (4-5). Aquí, ‘Nole’ tuvo tres bolas de set y Nadal igualó el partido en la que tercera posibilidad de la que dispuso. A la cuarta fue la vencida para el número 2 del mundo, que colocó el 5-7 en el marcador tras una doble fortuna, esas pelotas que dan en la cinta y pasan justas para tristeza del contrario.
Tras 69 minutos concluía el primer set, avance de la manga definitiva para conocer al ganador del torneo. Al igual que hiciese contra Roger Federer en semifinales, Nadal regresó a la pista con mayor determinación en sus golpes y daba la sensación de que se movía con más comodidad. Su ‘break’ inicial tuvo réplica. Se gustaba sobre la tierra batida e incluso fue capaz de devolver una pelota imposible de espaldas y pásandola por debajo de las piernas para firmar un globo antológico. Sin embargo, el río volvió a su cauce y, aunque Nadal proponía los puntos más espectaculares, Djokovic denotaba mayor regularidad. Cada bola, disputada hasta la extenuación, valía su peso en oro. Las diferencias mínimas en el marcador a favor de ‘Nole’ se neutralizaban con el saque de Nadal hasta que, con 4-5, Djokovic decidió atacar. Otra opción habría sido de cobardes. Se puso con 0-40 tras dos golpes ganadores brillantes de revés y Nadal dio guerra durante el último punto, pero su revés liftado se fue fuera por muy poco. Otro resultado habría sido injusto. Nadal ya tiene quien le tosa y Djokovic estar haciéndolo en su nuca.
